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SIN COMENTARIOS BLECUA

LA LOCURA DEL CHOCOLATE

Querid@s chocoloc@s: Hace un año se me ocurrió desatar una epidemia de comercio justo. No podía imaginar una respuesta como la vuestra. El primero al que vendí diez tabletas de chocolate fue nuestro orientador Manolo Pascual. Le dije: “te voy a hacer un truco de magia”, y su billete de diez euros “desapareció” en mi bolsillo. Si Manolo me hubiera dicho “¡vaya tontería, devuélveme el dinero!”, me habría “desorientado”, y esta locura del chocolate habría muerto antes de nacer.  Al poco me encontré con 600 euros en el bolsillo, y entonces dejé de hacer trucos. Os había prometido las tabletas a un euro para las Navidades, y tenía que cumplir mi promesa (o devolveros el dinero, con el rabo entre las piernas). Intenté que Chocolates Lacasa lo fabricara, pero no creyeron que un loco como yo pudiera vender miles de tabletas sin que ellos gastaran nada en publicidad. Casi por casualidad, me enteré de que Zahor fabricaba un chocolate de comercio justo. Nunca lo había visto en tienda alguna, ni en mis incesantes búsquedas por internet. Les llamé y me dijeron que no iban a hacer más, porque había sido un desastre comercial. Habían malgastado su dinero en un estudio de mercado que aseguraba que no sé qué tanto por ciento de los consumidores estaba dispuesto a pagar un poco más por un chocolate de comercio justo. A la hora de la verdad, el Corte Inglés y otras cadenas comerciales no quisieron ponerlo en sus estanterías, junto al chocolate de “comercio injusto”. Alcampo sí que lo hizo, aunque no en todos sus centros, ya que lo gerentes pueden  elegir entre las marcas que les ofrece la central, y con el chocolate de Intermon les bastaba y les sobraba. En 2006 Alcampo vendió en España 234.000 euros de productos de comercio justo (principalmente café), un 76’5% más que el año anterior. ¡Qué barbaridad! Espero que en clase de matemáticas os hayan enseñado a interpretar los porcentajes. Si sus ventas totales fueron de 3.741 millones de euros, entonces sólo el 0’00006% fue de comercio justo. El dato que publican en su página web es el del 76’5% y no el del 0’00006%. Por eso, el IESE dio a Alcampo el premio “Empresa con Corazón”. Conseguí que Zahor fabricara una tirada especial para nosotros. Desgraciadamente para los que nos volvimos adictos al Noir 74%  (y afortunadamente para los que prefieren el Perucao con leche y azúcar de caña), a Zahor se le acabó el cacao de comercio justo de Ecuador. No he logrado de ninguna manera que nos fabriquen más. Incluso escribí al presidente, y sólo conseguí que me ofrecieran otro cacao de la República Dominicana a un precio prohibitivo. ¿Cómo es posible que Mundo Solidario, que fabrica el Perucao, siga trayendo cacao de comercio justo de Ecuador? Porque tiene una relación con la cooperativa CAMARI a largo plazo, desde hace ya varios años.  El caso es que, entre Zahor y Perucao, llevamos vendidas casi 40.000 tabletas. Algunos institutos han vendido 500, 1.000 ó 2.000 tabletas, pero el caso del Blecua es especial. Hemos vendido tantas, que ya hemos perdido la cuenta. Con los beneficios pudimos aportar en marzo 1.200 euros a nuestros “hermanos” de Bolivia, y cuando hagamos balance a final de curso (y cuando me paguen todos los morosos), podremos aportar otra buena cantidad. Si todos los institutos fueran como nosotros, pronto llegaríamos al millón, y entonces Nestlé se vería forzada a practicar el comercio justo. De momento, el reto es llegar a 200.000 antes de final de año. El consumo de comercio justo en Aragón no llega a los 50 céntimos anuales por persona. Estamos un poco lejos de los suizos, que gastan como media 20 euros. Pero en un rincón de Aragón, en el barrio de La Paz, se han vuelto todos locos y rompen todas las estadísticas. Un millón de gracias a todos los que habéis participado de la locura del chocolate: alumnos y alumnas, padres y madres, todos los que trabajáis en el IES Blecua. Y cuando lleguemos al millón de tabletas, acordaos de Manolo Pascual, que fue el primero en creer en la locura del chocolate.                                                                                                 Julio Escartín

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